sábado, 12 de abril de 2014

ANCHO MAR




ANCHO MAR

Amanece el día y los momentos son como regatos. Como arroyos que recogen el agua de las laderas. Y la llevan por valles soleados, por hoces llenas de chopos, por torrenteras henchidas de brillos y de espuma.

Hasta que desembocan en el río grande al atardecer. Que es una inundación de lejanas orillas. Un caudal gigantesco que embalsa todos los instantes del día. Y allí estás tú. Al final del río.

Tú eres el ancho mar. Que me espera como cada noche. Donde yo me vierto y me diluyo. Donde abro las compuertas y fluyen todos los instantes del día que yo acumulé.
Y la noche nos abraza y nos hace uno. Y queda, luego, una superficie horizontal y densamente oscura y azul, que es el suelo líquido de donde emergen las estrellas.

Mientras allá en lo hondo, en el fondo marino, rodeada de aliento y de silencio, crece, una noche más, una capa de légamo, un sedimento íntimo, una argamasa de nuestras esencias, con las que la noche va construyendo ese edificio en donde viviremos eternamente.

Para el blog: www.eldiaquefuimosdioses.blogspot.com
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