sábado, 1 de octubre de 2011

POR LA CALLE OSCURA

     Se fue el escritor por la calle oscura, envuelto en el leve aroma de la fragancia agotada. Y al final no
quedó ni su sombra,  en el fondo del callejón.

     Se acabó pues el carrusel de su pluma y enmudeció su palabra para siempre.

     Ni más ni menos como la de cualquier otro, cuando llega la hora de la nube negra.

     Pero las gotas de tinta que vertió, nunca ya fueron suyas.

    Quedaron tatuadas para siempre en la piel, en el alma, de los que un día se emocionaron al leerle.