sábado, 24 de septiembre de 2011

LA ALEGRIA

     - Ah, Arcadio, la alegría... Cuando te toca la alegría, adentro, en lo hondo, es como si te llevasen en volandas con la fuerza de las mareas, aquellas que vienen, sin duda, de los primeros mares que se inventaron al principio del tiempo. Serán, entonces, los mares de la inocencia, pero, también, de la simplicidad y aun hasta de la bondad del mirar de un niño.

     ¿ Será porque el gozo no más nos cabe, que nos empuja a henchir otras velas, ventear otras flores, levantar otras aves, en un soplo universal que tal vez moverá el mundo? ¿O, será, simplemente, que nos unimos al latido universal de lo creado y nos inunda por ello tanto contento, tanta dicha?

     Yo no lo sé, cuando la alegría me toca ahí, en lo hondo, ya no existe el tiempo ni sus temores tenebrosos,  sino solo, quizá, el fluido luminoso de tu existencia bajo el radiante sol que nunca se apagará.

    El día que fuimos dioses. Página 143. Francisco Rodríguez Tejedor. Editorial Alhulia 2011